El músico acaba de lanzar du nuevo disco junto a La Caravana "Tecnoanimal", donde trabajó con Eduardo "Visitante" Cabra de Calle 13, como productor y conseideró que "un artista tiene que estar ocupando todos los lugares por donde la gente no puede hacer llegar su mensaje, lo que le pasa y que el poder escuche".
Gustavo Cordera acaba de lanzar su nuevo disco junto a la Caravana "Tecnoanimal", donde trabajó con Eduardo "Visitante" Cabra, de Calle 13, como productor y en la que el ex vocalista de la Bersuit consideró que "un artista tiene que estar ocupando todos los lugares por donde la gente no puede hacer llegar su mensaje, lo que le pasa y que el poder escuche"."Tecnoanimal" está producido por Eduardo Cabra, el talento musical e instrumentista de Calle 13, y además Cordera decidió compartir canciones con mujeres vocalistas como con su compañera Stella Céspedes, Charo Bogarin, Mariana Baraj e Ileana Cabra.
El sonido tiene una notable calidad, Visitante supo sacarle el brillo a los músicos de la Caravana en canciones en las que Cordera carga contra la hipocresía, contra las mineras, Monsanto, la deforestación y los males sociales, con toda la rabia que lo caracteriza.
Cordera charló con Télam de este disco que presentará el 9 de septiembre en el Gran Rex:
Télam: Entras al planeta de “Tecnoanimal” y te plantea muchos temas sociales como el cuidado del medio ambiente, la destrucción de la naturaleza y los desastres de la minería.
Gustavo Cordera: Es un disco oscuro y eso es lo más lumínico que tiene, lo que es una gran paradoja. En el mundo en el que vivimos creemos que la luz está en la negación de la oscuridad, y yo descubrí por meditación y un montón de cosas que en la oscuridad está la posibilidad química de encontrar el oro, la luz. En aquello que castigamos, que nos avergüenza, nuestras perversiones, nuestro odio o envidia o celos, la necesidad de ambición, todo el desamor, la injusticia… Todo eso es el barro donde se desata esta gran aventura de ser humano. Muchísimos años estuvimos venerando ideales, como el de la justicia o el de la libertad, y en nombre de ellos solo hemos asesinado, destruido todas las formas de vida, condenado e impedido vivir. Yo soy todas esas ideas de mundo que de alguna manera fueron limitando todo mi comportamiento. Lo que más condenamos en un niño son sus emociones, ir llevando todo ese caudal al inconsciente. Este disco lo que pretende, entonces, es dar lugar a todo eso sin ningún tipo de moral.
T:¿Creés que una de las cosas que se ha perdido es la solidaridad en los jóvenes?
GC: La solidaridad creo que está muy mal entendida. Lo veo constantemente, nadie se compromete con el que recibe, nadie está mirando qué necesita el que recibe. Muchas veces sentís culpa y la reparás dándole algo a alguien que no lo necesita. Así da el Estado. ¿Sabés qué necesita la gente? Que los mires a los ojos, que los abraces y los escuches. Nadie hace eso, prefieren mandarle un camión de colchones y eso es ofender al otro, es subestimarlo. “Juguetes por los niños” no es solidaridad. Los niños no necesitan juguetes, necesitan jugar y si no comen ni pueden dormir no pueden jugar. Para mí la solidaridad es muy difícil, porque dar es un acto de responsabilidad, es saber lo que el otro realmente necesita. Las iglesias no dan, las fuerzas políticas nunca dan… sobornan, esclavizan con lo que dan. Extorsionan y siempre lo hacen. Y, con eso, se generan tramas de corrupción porque hay intermediarios que toman y someten a las personas para darle, además de que se quedan con gran parte de eso. Entonces, la solidaridad desde ese punto de vista no solamente no ayuda al otro, sino que interrumpe las posibilidades creativas de que esa persona pueda generar un espacio de dignidad en la sociedad en la que vive. Les quitan la dignidad. A veces me llaman para ir a un barrio y yo empiezo a intercambiar con la gente, tomo el agua que ellos toman, como lo que ellos comen y los escucho. ¿Por qué? Porque necesito saber qué sienten y qué les pasa, y generalmente termina todo con guitarras todos cantando abrazados. Para mí eso es revolucionario, eso es un acto de solidaridad. ¿Le di plata? Nada, ni un peso. ¿Leche? Ni un poco.
T: En el ultimo tema del disco hablás de la deforestación y de los graves problemas climáticos que eso genera y elegís como símbolo al Impenetrable.
GC: Yo no tomo eso como acto de solidaridad. Para mí tiene que ver con mis vísceras, yo adhiero a esa impotencia y me sumo. A mí me parece que un artista éticamente tiene que estar ocupando los espacios donde la gente no puede difundir lo que le pasa, hacerlo llegar al poder y yo tengo ese poder. A mí viene uno de la calle a decirme lo que pasa y al rato lo están sabiendo todos los medios, yo soy un difusor. Yo me presto para eso porque aunque me equivoque, mil veces me equivoco, pero al plantear ese tema, lo pongo en escena.
T: ¿Sentís que no hay noción con lo que está pasando con la deforestación, las transgénicas y el glifosato?
GC: Yo creo que sí, que entramos a un supermercado y ya nos llevamos las cosas con desconfianza, que sentimos un poco de repulsión por ver siempre lo mismo y que nuestra creatividad está más mermada, más cerrada, más pequeña la mente, con las posibilidades más estrechas. Eso es lo que pretende el monocultivo, las mineras, la fuerza política para controlar a la gente y las religiones. Es la mentalidad absolutista representada por la democracia. Gente que proclama la igualdad, cuando somos todos distintos. ¿Qué querés decir con que todos somos iguales? Que todos pensamos igual, que tenemos que ir todos a trabajar 12 horas por día y después ir al supermercado o al shopping a comprar lo que vos producís. Por eso somos todos iguales, pero no es verdad. Un rico paga y se va, un pobre cumple la condena. No somos iguales ante la ley, está hecha para proteger a los bancos y a las corporaciones, no a mí. A mí me roba una corporación y voy a hacer quilombo porque me robó y voy preso, pero me robaron ellos a mí. Ellos me robaron a mí y yo voy preso, imaginate si yo les robo a ellos.
La abundancia es para todos los seres humanos que hay en la tierra, solamente que algunos tienen un chip que impide que esa abundancia entre porque no la pueden reconocer porque estamos desvariados y tenemos un chip en la cabeza lleno de creencias limitantes. El poder necesita seres humanos con esas características porque son aptos de convertirse en esclavos. El mundo está lleno de esclavos que tienen éxito, que se llenan de dinero, títulos e hijos. Son esclavos. Es muy importante para mí volver a uno, porque esa es un poco la finalidad del arte, y poder enfrentarse a todas esas creencias limitantes siendo yo el generador de mis propias creencias.
T: ¿Un esclavo exitoso es un rockstar o un jugador de fútbol, un deportista que no puede descansar porque le exigen volver a jugar cuanto antes aunque esté lesionado?
GC: Depende, porque si vos estás adentro de una cancha y sos feliz de hacer eso y para hacer eso no tenés que comer cualquier basura, si tenés una mirada un poco más amplia eso no te genera dolor porque estás contribuyendo a ese momento de excelencia que es jugar el partido. Como yo, que estoy contribuyendo en un montón de cosas para subirme en un escenario o grabar un disco de la mejor manera. No duermo, no tomo alcohol, no cojo, como de una manera sana y equilibrada. Son cosas que si no estuviera haciendo eso que me encanta en la vida, seguramente no estaría en condiciones de sostener.
T: En este disco te acompañan muchas voces femeninas. ¿Por qué las elegiste?
GC:- Porque me di cuenta que hoy las corrientes más frescas y reales en la voz son las mujeres. Charo Bogarín, Mariana Baraj, Ileana Cabra y Estela. Para mí son las cuatro maravillas del disco en color, en cuanto a fuerza y demás. Cuando pensaba en hombres no se me ocurría ninguno, cuando pensaba en mujeres sí. Ah, y Rosario Decuadra, que es la maestra de música de La Paloma, que también está trabajando en coros.
Cuando vi que la posibilidad revolucionaria venía por ese lado (el femenino) empecé a incursionar hace 7 años con ese universo, y creo que este disco cristaliza todos estos años de búsqueda para completarme como ser humano y reivindicarme con este costado femenino mío que me trajo hasta acá, que son las emociones. En la época de Bersuit no me hacía cargo de eso, me sentía todavía con mucha bronca hacia la mujer, mi madre y todo lo femenino. Cuando me integré, acepté a mi madre, mi mujer y mis hijas me di cuenta que había incrementado muchísimo mi poder como ser humano para ver el mundo de una manera más completa. Y, entonces, creo que este disco se amplificó muchísimo con la presencia de mujeres. Ileana Cabra escribiendo es increíble, es fuerte y artísticamente y como intérpretes son grosas.