Siete rockeros que se declararon independientes

Fabiana Cantilo, Palo Pandolfo, Celeste Carballo, Carajo, Kapanga, Onda Vaga y Octafonic cuentan cómo se abrieron camino en la industria musical por fuera de las grandes discográficas.

“¿Vos sos Jorge Álvarez? Te felicito, hoy empezaste a terminar con la música comercial”. Dicho en boca de Luis Alberto Spinetta, así recuerda el productor en su libro Memorias la charla que tuvo el día que presentó en sociedad a Mandioca, el primer sello de rock independiente en Argentina (“o quizás de Latinoamérica”, chapeaba) que a fines de los ‘60 editó vinilos de Vox Dei, Tanguito,Miguel Abuelo y Manal. De hecho, este último trío fue el que alumbró a Álvarez en su odisea de imponer el rock en castellano, paseando un demo de ellos por todas las discográficas de la ciudad. “Así nació Mandioca: todo gracias a la negativa de los grandes sellos”, tal como resumió en su autobiografía.

Álvarez, que empezó como editor de libros, publicando materiales de Quino, Rodolfo Walsh y Manuel Puig en plena dictadura de Onganía, fue un pionero de esta metodología y marcó un camino a seguir, para sellos, boliches, festivales, productoras y bandas que apostaron (y apuestan) por la autogestión y las cooperativas de trabajo.

A lo largo de la historia de nuestro país, hay innumerables ejemplos, que van desde el fenómeno de Los Redondos, que se producían ellos mismos los discos y shows de estadio, hasta Él Mató a un Policía Motorizado, Onda Vaga y Boom Boom Kid en la actualidad, pasando por sellos como M.I.A (Músicos Independientes Argentinos), Melopea, Del Cielito Records, Radio Trípoli, Azione Artigianale, Oui Oui, Ultrapop y Triple RRR, por nombrar algunos. El famoso “caminito al costado del mundo” al que se refería La Renga (otro gran exponente en este asunto) o el famoso “Do It Yourself” (“Hazlo tú mismo”) que impuso la doctrina del punk. Se mire como se mire, el punto en común es el mismo: moverse en la industria de la música sin el apoyo de una compañía multinacional detrás, con todo lo que eso (política, económica y estéticamente) implica.

LOS ARTISTAS

Algunos se movieron siempre por su cuenta y plantaron esa bandera como parte de su arte. Otros, empezaron de forma independiente hasta que accedieron a un contrato más acorde a sus intereses. Y, después, están los que consiguieron éxito de entrada, gozaron siempre de una alta rotación en radios y televisión, hasta que decidieron abrirse y montar un proyecto comercial propio para solventarse.

Un caso concreto es Kapanga, que siempre trabajaron con EMI y Tocka Discos, pero en 2014 editaron el disco ¿Mamá, dónde estoy? de forma independiente y, al año siguiente, Motormúsica. “Armamos una productora propia, ¡Y nos metimos en un quilombo bárbaro! Aprendimos un montón de cosas técnicas y legales que no estaban en nuestro radar. La parte burocrática y embolante de la música, donde la banda se convierte en una empresa”, le contó el Mono Fabio a La Viola. Y agregó: “Un día, durante este proceso, nos cruzamos con La Renga en un show y nos dieron una charla básica de aprendizaje sobre independencia, nos comentaron que les parecía bárbaro que siguiéramos ese camino y que nos iba a ir genial. Si nos lo dijeron estos chabones, con toda la experiencia que tienen detrás, tan locos no estamos en la decisión que tomamos".
Otro caso actual es el de Carajo, que debutaron como independientes con el último disco, Frente a Frente (2013) y ahora preparan un DVD. Para Corvata (voz y bajo), las discográficas perdieron el reinado en esta era: “Se fueron hundiendo los barcos, cuando antes era la única manera de cruzar el océano. Toda esa industria decayó un montón, y cada banda armó su propia balsa. Y así nos lanzamos ahora, con ese espíritu de aventura”.

El crecimiento de internet y las redes sociales fue otro punto a favor. Corvata: “Hoy con nuestro Facebook comunicamos en una hora lo que sea, a través de un video, y la gente ya se entera lo que estamos haciendo con Carajo. En cambio, las multinacionales tienen que pedir permiso, que el departamento de marketing hable con el presidente, que el presidente firme un papel, que el secretario se lo dé a nuestro mánager, y así. Por eso se dio naturalmente: cuando se venció nuestro contrato con Universal, nos sentamos a hablar y ambas partes nos dimos cuenta de las diferencias de manejo”.

MODELOS A SEGUIR

“Nuestro referente son Los Redonditos de Ricota porque ellos siempre fueron independientes y ni siquiera hacían notas para los medios. No había mediadores entre su música y la audiencia: un sueño”, reflexiona Tomás Justo Gaggero, cantante y guitarrista de Onda Vaga, fenómeno local a nivel acústico, con tres discos editados y un desembarco en el Luna Park en 2013. “La mejor parte de esto es que nadie está haciendo un negocio con la música que hacés. Por lo tanto, qué es lo que hacés, cuándo lo hacés y cómo, son variables que maneja la banda”, completa.
Octafonic pone a Radiohead como horizonte. “Creo que son un gran ejemplo de cómo nadar contra la corriente”, opina Nicolás Sorín, líder del proyecto. Y piensa: “Hoy por hoy se puede escuchar una banda de cualquier parte del mundo a través de internet en cualquier momento. Hay una conexión mucho más directa entre el artista y su público. La industria discográfica ha cavado su propia fosa armando una estructura demasiado grande que con el tiempo se hizo poco redituable”.

Celeste Carballo suma su propia experiencia: “En 1996, me fui a Atlanta a hacer la música de una película y ahí vi que todas las bandas estaban grabando, produciendo y fabricando sus discos, y me dije: ‘¿Por qué no lo hago yo en Argentina?’. Volví y grabé Tercer Infinito, que fue un disco que me dio de comer durante cuatro años, ¡Y nunca sonó en la radio! Ese disco lo terminé de hacer en La Diosa Salvaje, gracias a que el Flaco Spinetta me dijo: ‘No le digas a nadie, pero te voy a dar una presupuesto ínfimo para que lo vengas a terminar a mi estudio’”.

HAY EQUIPO

Alrededor de una banda de estas características trabajan managers, prensas, fotógrafos, diseñadores y directores de cine. “Si de algo se aprende es del trabajo en equipo, me interesa saber las opiniones de todos para poder desarrollar el producto”, explica Palo Pandolfo, que supo manejarse con sellos grandes (MCA Records, Universal) y chicos (Berlín, Trípoli) con Los Visitantes y Don Cornelio. Hoy edita a través de la compañía S-Music: producción de shows, management y edición de material. “Saltamos con red”, dice, “y trabajamos con conocimiento de causa de la industria argentina. Ser un artista independiente implica conocer todas las facetas del trabajo discográfico”.
En esa línea, Celeste Carballo aporta: “Lo de cantante es solamente la punta del iceberg, lo más importante está debajo de la superficie, todo el trabajo cotidiano que hay permanentemente para generar una mini PYME cultural. Estar en movimiento, no parar un minuto, lograr rayar la cáscara de la manzana y que la mayor cantidad de gente se entere de lo que estás haciendo”.

Los tiempos cambiaron. “No me voy a quedar llorando porque no se venden tantos discos como antes. Hoy los artistas viven de los shows”, afirma Fabiana Cantilo, que tuvo un despegue meteórico con Los Twist en los ‘80s y hoy graba sus discos (como Superamor) de forma independiente con la producción de Lisandro Aristimuño, otro especialista en el tema. “Me encanta salir a tocar, ahí nadie te puede reemplazar. Si te quieren escuchar, te tienen que ir a ver al no tener el disco en la mano”, asegura la cantante. “Cada uno elige su camino. Hay que ser verdadero con su corazón y con su estómago, no hacer cosas solo para vender”.

Fuente : m.tn.com.ar