Indio en Tandil

La noche histórica del Indio en Tandil: del discurso a sus fieles al pogo más grande del cosmos

El único hombre en la historia de nuestra música capaz de reunir a 200 mil personas dio el show más convocante de nuestro país: con un comienzo inédito, confirmó que sufre de Parkinson ante sus seguidores y llenó la noche de temas ricoteros
Gracias para siempre", dijo y se fue del escenario el Indio Solari en medio de los acordes finales de Jijiji. El único hombre en la historia de nuestra música capaz de reunir a 200 mil personas brindó un show en Tandil que aún es difícil de dimensionar pero que posiblemente por el desarrollo del mismo, el contexto, un inicio inédito y por la "ricotera" lista quedará en la historia. Fue un concierto que para los fanáticos se transformó en nostalgia y cada alusión en sus letras y temas a un final inminente, a una despedida, creaba un clima de adiós, aun sin saber si este será el último show y sin ninguna señal de que eso suceda. 

La historia de esta ceremonia tuvo como preludio una "conferencia" de Solari a sus seguidores. Ya alejado de los medios y las entrevistas, decidió contar ante su propio público, de frente a ellos, que tiene una enfermedad y le puso nombre: "Mr. Parkinson".

El ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota salió, pasadas las 21 horas, caminando solo a un escenario iluminado. "Anda circulando en internet una versión de que estoy enfermo. Y es verdad. Mr. Parkinson me anda pisando los talones. Pero bueno, digo, ¡aquí estoy! Digo, hace rato que eso pasa. No me van a bajar del escenario así nomás. No hagamos una tarea de esto. Todo el mundo tiene algún conocido, algún pariente que tiene alguna enfermedad. A cada uno le toca. Ésta es la vida, la vida es así", contó textualmente, conmovido él y las 200 mil personas presentes. 
Pasaron 20 minutos entre la confesión del cantante y la apertura del show. En medio del grito "Indio, Indio" del público y un clima frío tandilense, Nuestro amo juega al esclavo hizo terminar la espera y apareció la música. Y la voz. La ansiedad por ver al Indio en escena era mucha, ya antes del discurso del cantante. Y tras las palabras de él, aun más. ¿Cómo estará, seguirá con sus movimientos, con sus vueltas, con sus saltos, cómo estará su voz? Arriba del escenario, en el primer tema quedó claro: Solari está intacto. Continúa saltando, bailando, dando vueltas en el aire y, más allá de algunos pifies en algunas pocas palabras de las letras y descoordinaciones de tiempos en algunos pocos temas, se encuentra en el mejor nivel en la voz si tomamos en cuenta sus últimos shows.

Pedía siempre temas en la radio, Porco rex y Tatuaje siguieron a la apertura en un tándem de temas de su etapa solista hasta convertir el predio del hipódromo de Tandil en un boliche, a pedido de Solari, al ritmo de Charro Chino. Tras ese lapso de temas de su etapa post Redondos, llegó la hora de las canciones ricoteras. En un setlist compuesto de 28 temas, que se dividió en mitades exactas de la mítica banda y sus temas en solitario (14 y 14), hubo canciones de Patricio Rey para todos los gustos: rocks, lentos, de esas que andaban escondidas y otras que pocas veces fueron tocadas en vivo. Así fue que se coló el tema que cierra el disco "Último bondi a Finisterre" (1998): ¡Esto es to-to-todo amigos!. Le sigueron el movidito Gran Lady, Salando las heridas y Cruz diablo.

El Indio pasó del buen humor a molestarse con algunos "pelotudos" (así los llamó Solari) que revoleaban zapatillas y botellas al escenario y lograron ponerlo fastidioso a él y a la banda. El momento de quiebre fue en el malogrado Barbazul versus el amor letal, que el cantante interrumpió y pidió dejar de tocar y sacarla de la lista, muy enfadado con un sector del campo que continuaba arrojando objetos. Este hecho trajo como reminiscencia el disco "En directo" (1992), el único en vivo de los Redondos, donde se escucha un show también interrumpido por el Indio en ese mismo tema por problemas con el público.

No faltó el recuerdo a Walter Bulacio, el joven asesinado por la policía en 1991 antes de un show de los Redonditos. El Indio le dedicó Las increíbles andanzas del capitán Buscapina y unió a todos al grito de "Walter invade la Tierra...". 
Para el final quedaron algunas perlas ricoteras como Luzbelito y las sirenas, La parabellum del buen psicópata y Rock para los dientes. En el medio entró Adieu! Bye Bye! Aufwiedersehen!, tema de su primer disco solista, "El tesoro de los inocentes" (2004). "Se siente en paz y, como siempre, adieu! bye bye!", cantó en otro de los momentos emotivos del show. 

Los bises llegaron para hacer temblar la piedra de Tandil. Flight 956 para entrar en calor y preparar el terreno para el pogo más grande del cosmos. El Indio, con los anteojos de sol que no se sacó en ningún momento y una gorra color beige, agradeció conmovido tras realizar el show más convocante de la historia argentina (sólo equiparable al concierto gratuito que dio Soda Stereo en la avenida 9 de Julio en 1991) . Se dio media vuelta y partió con la banda finalizando el clásico Jijiji. "Si el futuro llegó hace rato, que nos encuentre a todos nosotros en un próximo recital del Indio", fue una de las frases que se escuchó de un fanático en medio del campo tras el final. El interrogante está abierto y todos se fueron de Tandil pidiendo una misa más.

Fuente : oirmortales.infonews.com