Ante una banda del tamaño y de la trayectoria de Pez (enorme, histórica, fundacional), pocas son las palabras nuevas que quedan por decirse. Por eso, es complicado animarse con una reseña que haga justicia al último disco de estudio de la banda, un homenaje al género musical más innovador y comprometido de las últimas décadas. La agrupación de Ariel Minimal (único miembro fundador restante de Pez, que ahora, gracias a la incorporación de Juan Ravioli, es un cuarteto) sin embargo se anima a seguir haciendo cosas nuevas.
Ya en una entrevista, Minimal había dicho que Rock Nacional no es quizás el disco que más suena como rock nacional de Pez, lo que abre un debate interesante. ¿Qué es, en definitiva, el rock nacional? ¿Un género con sonoridad propia, o simplemente una etiqueta geográfica? Lo cierto es que, para cada uno que escuche el término, se formará una imagen auditiva similar. Con el correr de los años, tal es la identidad que se ha construido alrededor del rock nacional. Por eso, es curiosa pero acertada la elección del nombre. Quizás Pez no sea el referente de lo que uno imagina cuando piensa en rock nacional, pero eso no quita que puede ser uno de los miembros indiscutidos de su panteón.
Después de varios esfuerzos en los que predominaba el rock progresivo, Rock Nacional presenta una propuesta más refinada, quizás más melódica, una invitación desafiante para los fans de la primera hora y de los sonidos más jugados de Pez que quizás se plasma muy bien en “Lo Nuevo”. Desde “Más Música”, encargada de abrir el nuevo álbum, Minimal y los suyos, sin prisa pero sin pausa, van construyendo Rock Nacional canción a canción.
Otro aspecto a destacar de Rock Nacional es el compromiso, presente sin tener que leer entre líneas. El último tema del álbum, “Calabacita”, es una oda y añoranza a Cristina Fernández de Kirchner, una propuesta más interesante que el clásico “vamos a volver”; emoción a flor de piel, difícil de identificar con la política. Rock Nacional es, al final del día, eso; un relato emocionante que atraviesa 10 canciones, que apenas supera la media hora. En lugar de la grandilocuencia de lo progresivo, esta vez es la canción como entidad individual la que predomina.
Fanáticos de la primera hora seguramente se relamerán con la comparativa (con una banda con la historia y la discografía de Pez, es difícil no hacerlo), pero Rock Nacional debería poder ser juzgado como única obra, como cálido homenaje capaz de mantener su identidad. Desde su tapa, un guiño a la icónica revista Pelo, hasta las referencias –las claras, las escondidas, las imaginadas, porque eso es lo genial del “rock nacional”, esa evocación colectiva- a los padres fundadores de nuestro rock, el nuevo álbum de Pez es un logro de innovación, un envalentonado esfuerzo por salirse de los casilleros en que los ponemos, esfuerzo que, claro, salió más que bien.
Fuente : indiehearts.com