Vértigo. Walter Giardino hace solos en los diez temas de “Tormenta eléctrica”, el CD que Rata presentará en Rosario.
Es un gigante sobre el escenario y nunca pasa desapercibido. No sólo por su metro noventa y tres de estatura sino por lo que toca. Pero la voz que no aparece en el escenario suena, y mucho, en esta entrevista. En diálogo con este diario, Walter Giardino se animó a explicar si era necesario incluir al menos diez solos de guitarra en los diez temas que integra “Tormenta eléctrica”. Y no le molestó hablar de su liderazgo, casi patronal, en Rata Blanca. Ni siquiera se inmutó cuando se le dijo que hablaba de la lógica laboral de la banda como si fuera una fábrica: “Somos compañeros de trabajo, ellos cobran por su trabajo y hacen lo que tienen que hacer (risas). Arriba del escenario somos cinco y cada uno hace el papel que tiene que hacer lo mejor posible, y el día que no suceda eso el grupo no va a tocar más, o al menos los mismos integrantes”, dijo con el mismo vértigo que sus solos y sin que se le mueva un pelo. “Si queremos el ideal de cinco personas interactuando de la misma forma y en el mismo grado, eso en Rata no existe. Nunca fue así”, agregó el líder de la banda heavy.
Rata Blanca presenta el miércoles, a las 21.30, su nuevo disco “Tormenta eléctrica”, en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754). En honor al título del disco, Giardino tiró rayos para todos lados con sus declaraciones. Y dejó pegados a unos cuantos.
La banda heavy, que está a punto de cumplir treinta años de carrera, la componen Giardino, en composición y guitarra; más Adrián Barilari, en voz; Guillermo Sánchez, en bajo; Fernando Scarcella en batería y Danilo Moschen, en teclados. “Rosario, siempre lo digo, fue la primera ciudad grande, fuera de Buenos Aires, que tocamos por primera vez. Siempre estuvo en nuestra agenda y siempre estará en nuestras giras”, afirmó el violero. Claro, después habló con honestidad brutal y tiró munición gruesa.
La banda heavy, que está a punto de cumplir treinta años de carrera, la componen Giardino, en composición y guitarra; más Adrián Barilari, en voz; Guillermo Sánchez, en bajo; Fernando Scarcella en batería y Danilo Moschen, en teclados. “Rosario, siempre lo digo, fue la primera ciudad grande, fuera de Buenos Aires, que tocamos por primera vez. Siempre estuvo en nuestra agenda y siempre estará en nuestras giras”, afirmó el violero. Claro, después habló con honestidad brutal y tiró munición gruesa.
¿Por dónde pasa la tormenta eléctrica de Rata Blanca?
El disco está muy volcado a lo eléctrico y al rock and roll, y es bastante potente, como su nombre lo dice, es bastante ruidoso. Es un disco que salió a defender muchísimo el verdadero espíritu del rock and roll. Hoy hablar de rock es bastante fácil y a veces las cosas se confunden. Capaz que para muchos la indumentaria es más importante que la música o la verdadera forma de vida de los que están arriba del escenario. Este disco salió mucho a defender eso, nada existiría sin una guitarra eléctrica y la electricidad tiene mucho que ver con todo lo que es nuestra vida.
En “Los chicos quieren” rock decís “siempre nos apuntan como chicos malos”. ¿Ustedes se sienten todavía chicos malos?
(Risas) Bueno, yo no creo que eso involucre a todos, me hago cargo de lo que hablo y de lo que escribo. Pero no creo que esto vaya de la mano en las personalidades del grupo, yo soy bastante diferente a otros dentro del grupo. Le tendrías que preguntar a mi entorno y ellos te lo podrían decir bastante mejor (risas).
La rebeldía atraviesa gran parte de las letras de las canciones. ¿Creés que la rebeldía no sabe de edades?
Yo creo que uno nace rebelde y muere rebelde, un rebelde de verdad no se mide por su éxito, por el lugar donde vive o el dinero que tenga en el banco. En mi caso sigo pensando lo mismo, yo nací en el Bajo Flores, soy un chico difícil (risas) desde muy chico y lo sigo sintiendo de la misma manera, más allá de que gente que yo quiera mucho, o de mi familia, ha tratado de apaciguarme y no lo logró. Esto hace que este disco pueda existir, si no estaríamos escribiendo sólo baladas o canciones de medio tiempo.
En “Buscando pelea” remitís mucho a jugar el juego del rock and roll. ¿Cómo es el juego del rock a casi tres décadas de Rata?
Mi vida empezó desde que tengo la guitarra en la mano, empezó el rock para mí y todavía continúa, no es sólo Rata Blanca. Creo que Rata Blanca es la consecuencia de un montón de experiencia que apliqué para tener una banda como funciona Rata y ocupando el lugar que ocupa Rata. Los juegos son juegos, estás arriba, estás abajo, te va mejor, te va peor, hay que saber jugar y aguantarse el juego. Creo que realmente de eso se trata y está buenísimo que así sea. El mensaje de “Buscando pelea” es seguir molestando, seguir estando en un lugar que sea real, no algo que sea ficticio o que sea un buen negocio nada más. Pero, te repito, siempre hablo de mí, yo no creo que el cantante de Rata Blanca tenga mucho que ver con mi forma de ser. No tiene nada que ver, él canta las canciones que yo escribo, no tiene que ver con lo que piensa, seguramente, pero bueno, estamos hablando de lo que yo escribo.
De todos modos es un grupo, y habrá cosas que se consensuarán. Algún común denominador en la banda tiene que haber, porque para que Adrián Barilari cante con el sentimiento que lo hace, algo debe sentir.
Hay comunes denominadores: somos compañeros de trabajo, ellos cobran por su trabajo y hacen lo que tienen que hacer (risas). Arriba del escenario somos cinco y cada uno hace el papel que tiene que hacer lo mejor posible, y el día que no suceda eso el grupo no va a tocar más, o al menos los mismos integrantes.
Pero cuando hay un hecho artístico de por medio, creo que no se puede hablar como si se tratara de un empleo en una fábrica.
(Interrumpe) A veces la gente percibe cosas que no son totalmente reales. Si esto fuese una orquesta yo sería un director, le diría a cada músico lo que quiero y cada músico cumpliría con este trabajo, es así de simple, no es tan difícil. Si queremos el ideal de cinco personas interactuando de la misma forma y en el mismo grado, eso en Rata no existe. Nunca fue así.
Es tu opinión, aunque en rigor hay que reconocer que tan mal no resultó porque hace 30 años que están juntos y siguen con un buen presente.
Mirá, cuando Rata se separa en el 97 y después se vuelve a juntar en el 2001, creo, una de mis condiciones para volver a juntar el grupo era que yo quería trabajar como lo hacíamos al principio: yo compongo, hago la música y la tocamos todos. Porque nos había ido muy bien en los dos primeros discos, ya la cosa empezó a ser más difícil en el tercero y el cuarto, y no terminó siendo positiva, se convirtió en más confusa y complicada. Así que hay una fórmula que funciona. A ver, en Los Beatles escribían Lennon y McCartney el 90 por ciento de las canciones. En este caso, bueno, nada, escribo yo.
Al mirar la ficha técnica de “Tormenta eléctrica” tu nombre aparece en los créditos de la guitarra y la composición, pero también en la producción artística, la mezcla y la coproducción general. ¿No son demasiadas responsabilidades? En un lenguaje futbolero es como que tirás el centro y también cabeceás.
(Risas) Lo tuve que aprender en la Argentina eso, de alguna manera estoy entrenado para hacerlo. No te digo que no me gustaría poder soltar cosas, sobre todo en la producción y mezcla, que es la parte que me aburre. Lo mío es componer, tocar, y algunas cosas las hago porque hay que hacerlas, pero las cosas son como son, no hay nada que sea ni malo ni bueno, mientras las canciones se escuchen y sirvan, creo que todo funciona, que es lo que pasó en la historia de Rata.
¿A qué te referís puntualmente?
Claro, fijate que el 90 por ciento de las canciones las escribí yo, se dio así con “El sueño de la gitana”, “Mujer amante”, se dio así en Rata, no fue por imposición. Cuando empezamos a tocar, antes de grabar el primer disco y antes del primer show, todos los días iba al ensayo con una canción nueva. No fue impuesto desde un lugar dictatorial, es natural, en Rata es así. Lo que pasa es que la gente no toma la dimensión de esto y puede pensar que el resto del grupo gravita en la composición, no, el resto del grupo gravita en la interpretación cuando estamos
¿“Rock n Roll Hotel” es una canción de amor a una mujer o a una guitarra eléctrica?
(Risas) No,no, la guitarra nunca la tengo lejos, jamás la tengo lejos. Es una mujer, claro, una mujer que está en un lugar y yo estoy en otro, definitivamente. Y uno en la gira, no sé, extraña, pero la guitarra siempre está conmigo, eso es seguro.
Hay alguna observación, que puede molestarte o no, pero en los diez temas de este nuevo disco hay al menos un solo de guitarra por tema ¿Tiene que ver con el género heavy, con lo que piden las canciones o porque lo querés tocar y punto.
Y... todo lo que dijiste, las tres cosas (risas), todo lo que dijiste está incluido. El día que diga para qué mierda estoy haciendo el solo, seguramente no lo voy a poner, quedate tranquilo. Para mí todo lo que tiene que ver con la música va, si un solo no suma nunca lo voy a poner, nunca voy a poner un solo que no me transmita. Yo soy muy autocrítico, yo he hecho solos de toma uno y solos de toma doscientos porque no me gustaba. Si lo escucho y digo “esto funciona”, queda, y creo que de eso se trata.
En “Rebelde y solitario” decís “son diversos los motivos que me llevan a ser un tipo rebelde y continuar malgastando amor”. ¿Cuáles son esos motivos?
La ingratitud, la incomprensión, los sueños, el amor a lo que uno hace, qué se yo, son diferentes los motivos. No todos tienen que ser ni malos ni buenos, el tema habla de una persona que está teniendo una vida y, justamente, esa vida le da besos y cachetadas.
En 2017 se van a cumplir tres años del primer show de la banda, que fue en agosto del 87 ¿No te asusta un poco hablar de 30 años?¿Ya tienen pensado algún show de celebración?
Yo tengo una proyección del tiempo bastante particular, creo que no le doy lugar, no pienso demasiado, trato de que mi espíritu no envejezca y esto creo que me aleja un poco de la realidad ésta que decís vos. Por un lado es un orgullo ¿no? Una banda que hace 30 años que está vigente con una carrera como la de Rata, tanto en su país como internacionalmente, una banda que es respetada no sólo por el mundo en español sino por el mundo anglo. Muchos músicos han compartido el escenario con Rata y hemos compartido escenario con las bandas más grandes del mundo y siempre ha habido una abrazo, una felicitación y un reconocimiento. Una vez el guitarrista de Fleetwood Mac pasó por una mezcla que estábamos en el estudio Sound City, en Los Angeles, y cuando escuchó lo que hacíamos dijo “van a vender millones” (risas). Bueno, y si me preguntás cuál es mi idea para celebrar estos 30 años de Rata Blanca, te digo que me gustaría festejarlo en la Bombonera, porque es el único estadio que nos falta tocar.
¿Tiene que ver con algún sentimiento hacia esa camiseta?
No, en este caso no, mirá, no digo nada porque no quiero tener problemas con los muchachos de Central (risas), quiero aclarar que es extra futbolístico.
El disco está muy volcado a lo eléctrico y al rock and roll, y es bastante potente, como su nombre lo dice, es bastante ruidoso. Es un disco que salió a defender muchísimo el verdadero espíritu del rock and roll. Hoy hablar de rock es bastante fácil y a veces las cosas se confunden. Capaz que para muchos la indumentaria es más importante que la música o la verdadera forma de vida de los que están arriba del escenario. Este disco salió mucho a defender eso, nada existiría sin una guitarra eléctrica y la electricidad tiene mucho que ver con todo lo que es nuestra vida.
En “Los chicos quieren” rock decís “siempre nos apuntan como chicos malos”. ¿Ustedes se sienten todavía chicos malos?
(Risas) Bueno, yo no creo que eso involucre a todos, me hago cargo de lo que hablo y de lo que escribo. Pero no creo que esto vaya de la mano en las personalidades del grupo, yo soy bastante diferente a otros dentro del grupo. Le tendrías que preguntar a mi entorno y ellos te lo podrían decir bastante mejor (risas).
La rebeldía atraviesa gran parte de las letras de las canciones. ¿Creés que la rebeldía no sabe de edades?
Yo creo que uno nace rebelde y muere rebelde, un rebelde de verdad no se mide por su éxito, por el lugar donde vive o el dinero que tenga en el banco. En mi caso sigo pensando lo mismo, yo nací en el Bajo Flores, soy un chico difícil (risas) desde muy chico y lo sigo sintiendo de la misma manera, más allá de que gente que yo quiera mucho, o de mi familia, ha tratado de apaciguarme y no lo logró. Esto hace que este disco pueda existir, si no estaríamos escribiendo sólo baladas o canciones de medio tiempo.
En “Buscando pelea” remitís mucho a jugar el juego del rock and roll. ¿Cómo es el juego del rock a casi tres décadas de Rata?
Mi vida empezó desde que tengo la guitarra en la mano, empezó el rock para mí y todavía continúa, no es sólo Rata Blanca. Creo que Rata Blanca es la consecuencia de un montón de experiencia que apliqué para tener una banda como funciona Rata y ocupando el lugar que ocupa Rata. Los juegos son juegos, estás arriba, estás abajo, te va mejor, te va peor, hay que saber jugar y aguantarse el juego. Creo que realmente de eso se trata y está buenísimo que así sea. El mensaje de “Buscando pelea” es seguir molestando, seguir estando en un lugar que sea real, no algo que sea ficticio o que sea un buen negocio nada más. Pero, te repito, siempre hablo de mí, yo no creo que el cantante de Rata Blanca tenga mucho que ver con mi forma de ser. No tiene nada que ver, él canta las canciones que yo escribo, no tiene que ver con lo que piensa, seguramente, pero bueno, estamos hablando de lo que yo escribo.
De todos modos es un grupo, y habrá cosas que se consensuarán. Algún común denominador en la banda tiene que haber, porque para que Adrián Barilari cante con el sentimiento que lo hace, algo debe sentir.
Hay comunes denominadores: somos compañeros de trabajo, ellos cobran por su trabajo y hacen lo que tienen que hacer (risas). Arriba del escenario somos cinco y cada uno hace el papel que tiene que hacer lo mejor posible, y el día que no suceda eso el grupo no va a tocar más, o al menos los mismos integrantes.
Pero cuando hay un hecho artístico de por medio, creo que no se puede hablar como si se tratara de un empleo en una fábrica.
(Interrumpe) A veces la gente percibe cosas que no son totalmente reales. Si esto fuese una orquesta yo sería un director, le diría a cada músico lo que quiero y cada músico cumpliría con este trabajo, es así de simple, no es tan difícil. Si queremos el ideal de cinco personas interactuando de la misma forma y en el mismo grado, eso en Rata no existe. Nunca fue así.
Es tu opinión, aunque en rigor hay que reconocer que tan mal no resultó porque hace 30 años que están juntos y siguen con un buen presente.
Mirá, cuando Rata se separa en el 97 y después se vuelve a juntar en el 2001, creo, una de mis condiciones para volver a juntar el grupo era que yo quería trabajar como lo hacíamos al principio: yo compongo, hago la música y la tocamos todos. Porque nos había ido muy bien en los dos primeros discos, ya la cosa empezó a ser más difícil en el tercero y el cuarto, y no terminó siendo positiva, se convirtió en más confusa y complicada. Así que hay una fórmula que funciona. A ver, en Los Beatles escribían Lennon y McCartney el 90 por ciento de las canciones. En este caso, bueno, nada, escribo yo.
Al mirar la ficha técnica de “Tormenta eléctrica” tu nombre aparece en los créditos de la guitarra y la composición, pero también en la producción artística, la mezcla y la coproducción general. ¿No son demasiadas responsabilidades? En un lenguaje futbolero es como que tirás el centro y también cabeceás.
(Risas) Lo tuve que aprender en la Argentina eso, de alguna manera estoy entrenado para hacerlo. No te digo que no me gustaría poder soltar cosas, sobre todo en la producción y mezcla, que es la parte que me aburre. Lo mío es componer, tocar, y algunas cosas las hago porque hay que hacerlas, pero las cosas son como son, no hay nada que sea ni malo ni bueno, mientras las canciones se escuchen y sirvan, creo que todo funciona, que es lo que pasó en la historia de Rata.
¿A qué te referís puntualmente?
Claro, fijate que el 90 por ciento de las canciones las escribí yo, se dio así con “El sueño de la gitana”, “Mujer amante”, se dio así en Rata, no fue por imposición. Cuando empezamos a tocar, antes de grabar el primer disco y antes del primer show, todos los días iba al ensayo con una canción nueva. No fue impuesto desde un lugar dictatorial, es natural, en Rata es así. Lo que pasa es que la gente no toma la dimensión de esto y puede pensar que el resto del grupo gravita en la composición, no, el resto del grupo gravita en la interpretación cuando estamos
¿“Rock n Roll Hotel” es una canción de amor a una mujer o a una guitarra eléctrica?
(Risas) No,no, la guitarra nunca la tengo lejos, jamás la tengo lejos. Es una mujer, claro, una mujer que está en un lugar y yo estoy en otro, definitivamente. Y uno en la gira, no sé, extraña, pero la guitarra siempre está conmigo, eso es seguro.
Hay alguna observación, que puede molestarte o no, pero en los diez temas de este nuevo disco hay al menos un solo de guitarra por tema ¿Tiene que ver con el género heavy, con lo que piden las canciones o porque lo querés tocar y punto.
Y... todo lo que dijiste, las tres cosas (risas), todo lo que dijiste está incluido. El día que diga para qué mierda estoy haciendo el solo, seguramente no lo voy a poner, quedate tranquilo. Para mí todo lo que tiene que ver con la música va, si un solo no suma nunca lo voy a poner, nunca voy a poner un solo que no me transmita. Yo soy muy autocrítico, yo he hecho solos de toma uno y solos de toma doscientos porque no me gustaba. Si lo escucho y digo “esto funciona”, queda, y creo que de eso se trata.
En “Rebelde y solitario” decís “son diversos los motivos que me llevan a ser un tipo rebelde y continuar malgastando amor”. ¿Cuáles son esos motivos?
La ingratitud, la incomprensión, los sueños, el amor a lo que uno hace, qué se yo, son diferentes los motivos. No todos tienen que ser ni malos ni buenos, el tema habla de una persona que está teniendo una vida y, justamente, esa vida le da besos y cachetadas.
En 2017 se van a cumplir tres años del primer show de la banda, que fue en agosto del 87 ¿No te asusta un poco hablar de 30 años?¿Ya tienen pensado algún show de celebración?
Yo tengo una proyección del tiempo bastante particular, creo que no le doy lugar, no pienso demasiado, trato de que mi espíritu no envejezca y esto creo que me aleja un poco de la realidad ésta que decís vos. Por un lado es un orgullo ¿no? Una banda que hace 30 años que está vigente con una carrera como la de Rata, tanto en su país como internacionalmente, una banda que es respetada no sólo por el mundo en español sino por el mundo anglo. Muchos músicos han compartido el escenario con Rata y hemos compartido escenario con las bandas más grandes del mundo y siempre ha habido una abrazo, una felicitación y un reconocimiento. Una vez el guitarrista de Fleetwood Mac pasó por una mezcla que estábamos en el estudio Sound City, en Los Angeles, y cuando escuchó lo que hacíamos dijo “van a vender millones” (risas). Bueno, y si me preguntás cuál es mi idea para celebrar estos 30 años de Rata Blanca, te digo que me gustaría festejarlo en la Bombonera, porque es el único estadio que nos falta tocar.
¿Tiene que ver con algún sentimiento hacia esa camiseta?
No, en este caso no, mirá, no digo nada porque no quiero tener problemas con los muchachos de Central (risas), quiero aclarar que es extra futbolístico.
Fuente : lacapital.com