Gran regreso de Eruca a Rosario

Tanto tiempo. Cuando alguien siente afecto con otra persona y pasa un tiempo sin verse se genera una especie de vacío emocional. Más si ese otro sujeto, en cada encuentro, emana tanta energía que uno se potencia a su lado. Eduardo Galeano hace notable una descripción de esto en su recordado cuento “El mundo” del Libro de los abrazos: “algunos arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”. Los seguidores de Eruca Sativa saben lo que intentamos decir. Escucharlos en vivo cautiva a cualquiera porque su despliegue es impresionante. Por eso en su vuelta a la ciudad demostraron que están más encendidos que nunca y (nuevamente) en un gran momento.

En la semana previa su cantante y guitarrista Lula Bertoldi nos contó que siempre están en “constante movimiento”. Lejos de dudar de sus palabras eso se evidenció el sábado por la noche interpretando cada canción con una potencia desgarradora, sumándole nuevos arreglos a las viejas canciones. Ejemplo claro que no se quedan con lo logrado hasta ahora sino que continúan trabajando.
Gestos. Antes de pasar a la crónica del show vale la pena destacar un detalle no menor. Como teloneros tocó la banda local Hotel Rush, una joven banda que viene en crecimiento y demostró todo su potencial y gran trabajo tocando sus composiciones propias. Un cuartero rosarino que tuvo su espacio y tiempo para mostrarse. Es un gesto que Eruca viene incentivando desde hace rato. En sus shows siempre tratan que los teloneros puedan tocar cómodos y difundirse. No solo allí, sino que por las redes sociales cada tanto recomiendan a alguna banda que comienza.

No pueden callar la voz. En su vuelta a Rosario hicieron un repaso por su discografía y sobre el final tocaron “Nada Salvaje”, primer corte de lo que será su cuarto disco de estudio. “Estábamos ansiosos por volver y vamos a desquitarnos”, advirtió Lula Bertoldi en su saludo de bienvenida. “Fuera o más allá”, “Paraíso en Retro” y “El genio de la nada”, fueron los primeros tres temas. Se notó la ansiedad.

A partir de la versión “Eleonor Rigby” todo fue tremendo. Esta fue más extensa que la grabada en su primer disco. Más potente y con un laburo de la voz de Lula tratando de alternar los altibajos de la versión dieron pie a una notable versión. Lo mismo hicieron con “Frio cemento” incorporando nuevos arreglos dándole más fuerza de la que ya contaba. La veloz y atrapante “Cómo vas a hacer” también dio que hablar junto a la vieja “U.O.R”, un temazo también del primer álbum en el que se animaron a improvisar un poco.
La sorpresa fue quizás la versión homenaje de Soda Stereo con “Corazón delator”. Para no ser repetitivo diremos que, ante la sorpresa, el público escuchó con atención y una vez finalizada el aplauso fue muy elocuente ante lo sucedido. “Eco”, “Real Ficción” y “Tanto tiempo” completaron la primera hora de show.

Otro punto alto fue la interpretación de “Guitarras de cartón”, canción que cuenta con la voz de Fito Paezen la versión de estudio. La interpretación contó con un alto vuelo por parte del solo de Lula en guitarra y la base progresiva que fabricaron Brenda en el bajo junto a los golpes del baterista Gabriel Pedernera. Algo similar a lo que pasó con un hitazo como “Amor ausente” donde pasó lo mismo pero a la inversa: el solo estuvo a cargo del bajo y sobre el final los gritos de la cantante le pusieron el broche de oro de a la canción.

El show estuvo acompañado por un buen equipamiento en cuanto a sonido (el sonidista logró un gran trabajo) y un acompañamiento de luces que ayudaron a que el show fuera impactante no solo desde lo musical. Hubo una gran puesta en escena que permitió disfrutar de un evento de gran nivel.

A esta altura todo estaba dicho. Se estaba en presencia de un gran concierto con una banda a pleno en cada interpretación. Y eso que faltaban los clásicos. Así fue que sin interrupción sonaron temas como “Mi balcón”, “Agujas”, “Blanco”, “Para que sigamos siendo”, “Que lo que pasa” y “Magoo”. Melodías y ritmos pesados para delirio de los presentes. En plena despedida su gente pidió por más y le dieron el gusto tocando “Breed” de Nirvana. Un final altísimo para completar la jornada.
Volvieron con todo. Había mucha ansiedad de ambos lados (músicos y público) y los dos cumplieron. Unos tocándose todo y los otros llenando el Vorterix. La banda tocó lo mejor de lo mejor y demostró su mejor performance. Valió la pena la espera. Los acontecimientos de la banda repercutieron para mejor, sin dudas.

Como se formuló más arriba: en cada presentación brillan, se encienden y atrapan. Son un fuego ardiente difícil de apagar. No sería mala idea que su próxima presentación se haga en el anfiteatro. Sin dudas se disfrutaría mucho más de lo que nos tienen acostumbrados.

Disculpen el audio,pero es un video en vivo de esa noche
 

Fuente : rosariorock.com