Rock argentino de gran nivel con Los Tipitos, Nene Almíbar y Manthrass

El grupo argentino Los Tipitos lanzó "Ojos Tremendos" su nuevo album de estudio, mientras que desde la escena emergente sorprenden gratamente los trabajos de Nene Almíbar y el sonido stoner de Manthrass.

LOS TIPITOS, "OJOS TREMENDOS":
La banda marplatense Los Tipitos lanzó el bien logrado "Ojos tremendos", el 13r. Álbum de su discografía y con el que regresan a los orígenes del rock bailable a través de doce canciones propias y el bonus track de "Cuando pase el temblor", de Soda Stereo.

Esta nueva entrega del cuarteto, dedicada al "Negro" (Carlos Alberto) García López, marca un cambio en la dinámica de la banda ya que decidieron delegar, por primera vez, la producción del disco a una persona externa a la banda, Michel Peyronel, quien fue integrante de Riff y productor de Virus, Los Violadores y Attaque 77.

Con un comienzo potente comandada por la base rítmica se presenta la primera canción del conjunto de trece, "Gritando en la radio", que se transforma con el correr de los segundos y deja en primera plana al teclado, que se adueña de la canción e invita a bailar un tradicional rock and roll.

Ubicado bajo la imaginaria bola de boliche, se abre espacio para "Lo que te vive", un tema con aires tecno y funky que relata -tal vez- sensaciones de la depresión, y recostado sobre un pop rockero y con un gran estribillo comprador "Que importa", primer corte difusión, que busca salir de la zona de confort.

La batería de Pablo Tévez abre y marca el pulso de "Promesas para hoy", un rock and roll bien groovero que empuja hacia delante, y dejando un poco de lado el espíritu de fiesta incluyen "Un dios sin tiempo", con algunos toques bluseros y momentos envolventes.

La ausencia, el destierro y la despedida son tres ideas que se cruzan en "El origen de la tristeza", tema que es reforzado por el suspenso y la electricidad de la guitarra de Raúl Ruffino, y que acompaña los arreglos de teclado en "Cuando pase el temblor", llamativa versión que cuenta con la percusión de Conce Soares y que atraviesa varios ritmos musicales.

Elementos de la balada, el pop melódico y el rock suave se combinan en "Puedo hacerlo" y "Que es real", dos composiciones que cuentan con la participación de Carolina Rodríguez, Joelle Perdaens y Omar Tedesco, en viola, violín y violoncelo respectivamente, y con los arreglos de cuerdas de Hernán Valencia.

El funk y el pop regresan a "Canto de sirenas", tema con un estribillo más rockero que invita nuevamente a saltar, en el que Walter Piancioli le canta a algunas fotografías de la felicidad de la banda, y "Una mañana en la gloria", con Federico Bugallo al frente de un bajo clave.

Marcando el tempo de cada momento, Tévez mantiene con potencia el ritmo de "Efecto sanador" a través del paso de los años y los cambios en la vida del protagonista de la canción, y con algunos efectos de sonido "Ojos tremendos", tema que titula el disco, y escapa al tiempo que quiere ser encontrado.


NENE ALMÍBAR, "EL ACCIDENTE":
Primer disco de este cuarteto de la zona norte del Gran Buenos Aires que le rinde homenaje al mejor rock argentino de los años '70 con un notable trabajo instrumental y una voz que trae emociones de tiempos de Vox Dei, Aquelarre, Manal, Color Humano, Pappo Blues, Manal y los diferentes proyectos de Luis Alberto Spinetta.
El primer corte es "Los deformes" donde la voz de Manu Piras recuerda a la de Miguel Abuelo, mientras la acústica y la eléctrica conforman un riff cuidado, y la base les permite juguetear a todos.
En "Los huesos", Piras deja salir los hilos más agudos y delgados de su voz, para una canción medio tempo embellecida por el trabajo de la eléctrica de Jose Burgueño, que trabaja sobre la base conformada por Leo Castro Hernández en bajo y Nacho Rivarola en batería.
En los últimos años, la banda a la que más se aproxima Nene Almíbar, es a los platenses de Mostruo, el combo liderado por Kubilai Medina y Lucas Finocchi, ya que toman las influencias del rock argentino de los 60 y los 70 y lo cruzan con la música que ha escuchado un menor de 40 años, que va desde el pop, el rock pasando por el punk y la new wave.
En esa coctelera también todo lo que dio a luz la factoría de Billy Bond, los diferentes proyectos de la Pesada del rock and roll. Esa huella está plasmada en "La Actitud" con una letra existencialista con un notable solo y una estructura de la canción en la que Nene Almíbar evita caer en la copia y la parodia del sonido Sppineteano, que algunas bandas han calcado hasta el hartazgo en los últimos tiempos.
"La hija del verdugo" tiene ciertos elementos funkys, un gran trabajo del bajo de Leo Castro Hernández, con una letra con fuerte contenido social y un entramado instrumental notable. En la misma línea va "Bueno qué", que también supera los tres minutos llevando al oyente por diferentes paisajes musicales.
"A ver cuando" mezcla el rock con formas folclóricas, con un gran trabajo percusivo, que tiene un falso final con el bajo y un solo interesante, para luego colocarle un épico final rockero. "A cuchillo" tiene formas más modernas, mezcla elementos de la new wave y nuevamente con una gran letra.
"Las cosas del piso" tiene el sonido de una balada, pero el planteo de la letra, tiene una profundidad que asusta y Burgueño le da pinceladas con su guitarra. En esa línea también va "Manifiesto", donde Nene Almíbar enumera las fallas en las que puede caer un músico y en como evitarlas, desde su mirada desde la escena emergente. El disco cierra rockero bluseando con aires stoner en "El Puñal".


MANTHRASS, "BLUES DEL ESTINO":
Primer álbum de este combo de stoner rock, heavy metal y blues pesado y valvular conformado por Angel Rizzo en bajo y voz, Mariano Castiglione en guitarra y voz y Fede Martinez en batería y voz.
La banda comenzó a recorrer su camino en el 2009 y con ese sonido que mezcla a Black Sabbath, Pappo Blues, al Vox Dei de "Cuero Caliente", a Kyuss y a los Queens of the Stone Age, que ya actuo en los festivales de la escena como el Noiseground, Club de la Muerte, Stoner Cycles y otros.
El disco abre denso, valvular, cargado de olor a madera, a ruta y llantas quemadas con "Blues del destino".
"No vale la pena" tiene la banda tomando la ruta nuevamente, volviéndose desértica, pero tomando formas setentistas par las voces, que parecen grabadas a lo lejos, mientras la guitarra y el bajo enloquecen con su carga eléctrica.
"Una flor" es más blusera pero con los equipos saturados, cargados de graves, con un interesante trabajo vocal que cabalga sobre buenos riffs. "El brujo y el tiempo" se carga con un riff pesadísimo, una voz gastada, cavernaria, la batería aporreada y los bajos bien saturados para notables momentos instrumentales.
"El mar" abre con la guitarra tirando acordes, distorsión y riffs, luego el bajo y la batería se suman dándole forma blusera, con un groove poderoso y valvular en un interesante instrumental. "Navegar" tiene un inicio más cerca del metal, que luego de minuto y medio de parte instrumental aparece la voz.

Fuente : telam.com