"Perdido por Perdido" es el nuevo trabajo del músico argentino afianzado en el lugar del cantautor sobre romances de "hermosos y perdedores” con una base sonora más cercana al rock americano del estilo de Tom Petty, Ryan Adams y en este último trabajo John Mayer, además de una tapa que le valió más de una polémica en Twitter por posar con el torso desnudo abrazándose a sí mismo.
Noble eligió a Benjamín López Barrios para coproducir el disco y consiguió la participación de los músicos de Mayer como Aaron Sterling en batería; Sean Burkley, en bajo, y Mark Goldenberg en guitarras, slide y lap Steel.
Además de López Barrios hubo colaboradores argentinos como el correntino Rubén Casco y el Tano Ildo Baccega, de Ella es tan Cargosa.
El disco abre con la acústica “Malas temporadas” donde con arreglos de la eléctrica, Noble va desgranando el final de un triste amor, cargado de metáforas de perdedores.
En “Perdido por perdido”, se hace cargo de sus casi 50 años y de haber resignado el rol de rocker comprometido y crítico, lugar que prefiere dejarles a músicos jóvenes, pero también el de galán ganador que pasó de las revistas especializadas a aparecer, sin que le gustara ni medio, en programas como “Intrusos”.
Sobre su nuevo lugar en la escena local, Noble charló con Télam:
-¿Tener un gobierno al que muchos rockeros definen como de derecha genera esa situación de que el músico debe ponerse en un rol contestatario?
-Desde que me hice solista, la verdad, me dediqué mucho más a escribir de piel para adentro que para afuera. Uno se pone grande y las preguntas que se empieza a hacer son más existenciales, de la paternidad y de los demonios personales que tenés que con la situación social de Latinoamérica. No me importa ya, o por lo menos no para escribir canciones. Esa cosa de crónica o de pintar la aldea quizás lo tengan que hacer los pibes de 20 o 30. No es el tipo de temática que me importe poner en canción. Lo he hecho y estuvo buenísimo cuando pateaba mucho la calle y eso hablaba de mí, pero ahora hasta sería hipócrita de mi parte ponerme en cronista social cuando salgo poco, estoy más que nada en casa con mi hijo y sobremesa con amigos. Lo que me empieza a importar de verdad es eso, el paso del tiempo, los desencuentros y los fracasos del amor.
-¿Pero la situación social no te importa para ponerlo en un disco, pero sí te importa como un ciudadano?
-Cada vez menos. Siento que yo me voy blindando un poco entre el escepticismo, el cinismo y el desencanto.
-¿En otras épocas te agarrabas muchas amarguras?
-No, no. Yo estudié sociología hasta cuarto año, tenía 25 años y debatía fervientemente sobre el planeta y sus penurias. Después, la verdad, me fui desencantando un poco. A la vez, pienso que uno tiene que saber cuáles son las obsesiones que te van cruzando en la vida para poner en canciones. No me gusta el cinismo político y yo me daba cuenta que cuanto más me desencantaba, más cínico me ponía. Prefiero bucear en mi hábitat personal, me ocupan las relaciones y los asuntos familiares. Tengo una mínima idea y ciertas opiniones, pero también fue y es una época de mucha altisonancia y mucha sobreactuación. Hay mucho artista, entre comillas, hablándole al mundo como si fueran Noam Chomsky o Umberto Eco. Me aburrió que la dimensión política sea lo más importante a la hora de sentarte a comer un asado.
"Ahora hasta sería hipócrita de mi parte ponerme en cronista social cuando salgo poco, estoy más que nada en casa con mi hijo y sobremesa con amigos. Lo que me empieza a importar de verdad es eso, el paso del tiempo, los desencuentros y los fracasos del amor"
-¿Y cómo te parás frente a la discusión de calificar de militantes a artistas que manifiestan su apoyo a un dirigente o a un partido politico?
-Eso que se llama artistas militantes para mí es una contradicción en su término, casi como un oxímoron. Un tipo que es artista, por definición tiene que ser impugnador e inquieto, lo menos que tiene que ser es soldado de algo o alguien. Pero bueno, hay gente que tiene convicciones muy grandes y supongo que son genuinas.
-También hay gente con la impresión de que el artista milita en favor de bienes comunes como la Democracia y la Cultura.
-Acordate lo que pasó antes de las elecciones con gente que dijo que se iba del país si ganaba uno o seguían otros. Después nada de eso pasa. Uno hace discos… A mí los artistas que me gustan no tengo idea de si votan a los republicanos, a los demócratas o si son unos salames políticos. Si por ser Sir Paul McCartney ya es de la aristocracia me importa un carajo. Me niego a que la simpatía o antipatía artística tenga que ver con a quién vota cada uno. Hay cosas básicas que hacen que uno tenga empatía con la gente o no. A mí no me gustan los garcas, estar cenando con uno, que venga uno a vender aspirinas y que lo saquen a patadas diciéndole “negro de mierda”. No me importa a quien votás, sos un garca. Mirá, las personas más lindas que conocí, mis abuelos, no sabían nada de política. Acá hay una cuestión de ignorancia atrevida de todos lados, poniendo en el campo de batalla a todos. La gente dice cualquier cosa en cualquier momento, cosas muy a brocha gorda de cosas muy delicadas. Uno cree que sabe de todo. Yo no soy analista geopolítico, no tengo idea. Creo que las redes sociales son muy responsables de esto y un signo de la época, cualquiera dice cualquier cosa de temas que hay que tener cierto conocimiento. No puedo opinar de la cura del cáncer o de si un puente está bien o mal hecho, yo que sé. Hay un atropello a la razón, como decía Discépolo. Hay que tener cuidado con eso. Primero, no hay que tomarse en serio a las redes sociales ni a uno mismo. Si a duras penas puedo hacer canciones, ¿qué voy a salir a hacerle con el dedo a la gente que tiene que pensar?
-Eso que se llama artistas militantes para mí es una contradicción en su término, casi como un oxímoron. Un tipo que es artista, por definición tiene que ser impugnador e inquieto, lo menos que tiene que ser es soldado de algo o alguien. Pero bueno, hay gente que tiene convicciones muy grandes y supongo que son genuinas.
-También hay gente con la impresión de que el artista milita en favor de bienes comunes como la Democracia y la Cultura.
-Acordate lo que pasó antes de las elecciones con gente que dijo que se iba del país si ganaba uno o seguían otros. Después nada de eso pasa. Uno hace discos… A mí los artistas que me gustan no tengo idea de si votan a los republicanos, a los demócratas o si son unos salames políticos. Si por ser Sir Paul McCartney ya es de la aristocracia me importa un carajo. Me niego a que la simpatía o antipatía artística tenga que ver con a quién vota cada uno. Hay cosas básicas que hacen que uno tenga empatía con la gente o no. A mí no me gustan los garcas, estar cenando con uno, que venga uno a vender aspirinas y que lo saquen a patadas diciéndole “negro de mierda”. No me importa a quien votás, sos un garca. Mirá, las personas más lindas que conocí, mis abuelos, no sabían nada de política. Acá hay una cuestión de ignorancia atrevida de todos lados, poniendo en el campo de batalla a todos. La gente dice cualquier cosa en cualquier momento, cosas muy a brocha gorda de cosas muy delicadas. Uno cree que sabe de todo. Yo no soy analista geopolítico, no tengo idea. Creo que las redes sociales son muy responsables de esto y un signo de la época, cualquiera dice cualquier cosa de temas que hay que tener cierto conocimiento. No puedo opinar de la cura del cáncer o de si un puente está bien o mal hecho, yo que sé. Hay un atropello a la razón, como decía Discépolo. Hay que tener cuidado con eso. Primero, no hay que tomarse en serio a las redes sociales ni a uno mismo. Si a duras penas puedo hacer canciones, ¿qué voy a salir a hacerle con el dedo a la gente que tiene que pensar?
"Hay mucho artista, entre comillas, hablándole al mundo como si fueran Noam Chomsky o Umberto Eco. Me aburrió que la dimensión política sea lo más importante a la hora de sentarte a comer un asado"
-¿Alguna vez sentiste que te ponían en ese lugar de referente social o de Oráculo de Delfos que debe opinar de todo lo que sucede?
-Con Caballeros de la Quema eran los 90, había muchos pibes que te seguían porque te creían una especie de cronista. Creo que fui bastante prudente, siempre dije que soy un tipo que escribe canciones. Si eso lo pensaba a los 25, ahora a los 48 mucho menos puedo hablar sobre nada. Por eso, en esta época tan álgida de cosas militantes o antimilitantes, siento que la gente que se sube a ese ring no puede sostener eso que dice con la lengua. Podés hablar con slogans o hacer de cuenta que estás en una reunión del centro de estudiantes de quinto año, pero cuando tenés una voz medianamente pública y tenés que hablar de temas complejos más vale que sepas o ni vayas. Es una época muy fanática, de todos lados. Entre los “vendepatria” y los “que se muera la yegua” no hay ningún tipo de reflexión posible. Todo eso es brocha gorda y para mí un tipo que hace canciones debería correrse de esos lugares de combate porque son absurdos.
-¿Ya lo tenés sistematizado eso de “no escribo sobre cuestiones sociales”?
-No, no. El primer corte del disco es Abrazame y no es un tema social, pero tiene una mirada sobre el asunto: “abrazame que afuera todo es un disparate atroz”. Tiene una mirada sobre el afuera, pero ya no puedo escribir sobre el barrio como cuando me tomaba el Sarmiento. Ya no viajo en tren, que lo hagan los pibes de las bandas que arrancan y que están más cerca de esos asuntos que yo. Sería un tribunero y a destiempo. Yo puedo contarte bastante bien las taras de un tipo de cuarenta y pico, las angustias del paso del tiempo, los miedos de la paternidad y los desencantos del amor; porque me vienen pasando hace muchos años. Desde mi camioneta hablando de lo mal que la pasan en San Justo… No estoy parado ahí.
-¿Te amargás más con el Boca de (Daniel) Angelici o con el boletín de tu hijo?
-(Risas). Al Boca del Mellizo (Guillermo Barros Schelotto) le tengo fe, pero no creo que arranque hasta junio, y con mi hijo está todo bien. Te digo la verdad, de los diarios leo el Olé, con eso te digo todo. Escucho mucha AM, porque soy muy escucha de radio, pero los análisis políticos y todo el tiempo tener que tomar partido por cosas rápidamente… El otro día me llamaron para tocar en un festival anti Obama y me sonaba como si tuviera 22 años. Me siento con muy poca capacidad de integrarme en esa mirada del mundo.
Iván Noble presenta este viernes su disco "Perdido por perdido" en el Teatro Ópera.
Fuente : telam.com
-Con Caballeros de la Quema eran los 90, había muchos pibes que te seguían porque te creían una especie de cronista. Creo que fui bastante prudente, siempre dije que soy un tipo que escribe canciones. Si eso lo pensaba a los 25, ahora a los 48 mucho menos puedo hablar sobre nada. Por eso, en esta época tan álgida de cosas militantes o antimilitantes, siento que la gente que se sube a ese ring no puede sostener eso que dice con la lengua. Podés hablar con slogans o hacer de cuenta que estás en una reunión del centro de estudiantes de quinto año, pero cuando tenés una voz medianamente pública y tenés que hablar de temas complejos más vale que sepas o ni vayas. Es una época muy fanática, de todos lados. Entre los “vendepatria” y los “que se muera la yegua” no hay ningún tipo de reflexión posible. Todo eso es brocha gorda y para mí un tipo que hace canciones debería correrse de esos lugares de combate porque son absurdos.
-¿Ya lo tenés sistematizado eso de “no escribo sobre cuestiones sociales”?
-No, no. El primer corte del disco es Abrazame y no es un tema social, pero tiene una mirada sobre el asunto: “abrazame que afuera todo es un disparate atroz”. Tiene una mirada sobre el afuera, pero ya no puedo escribir sobre el barrio como cuando me tomaba el Sarmiento. Ya no viajo en tren, que lo hagan los pibes de las bandas que arrancan y que están más cerca de esos asuntos que yo. Sería un tribunero y a destiempo. Yo puedo contarte bastante bien las taras de un tipo de cuarenta y pico, las angustias del paso del tiempo, los miedos de la paternidad y los desencantos del amor; porque me vienen pasando hace muchos años. Desde mi camioneta hablando de lo mal que la pasan en San Justo… No estoy parado ahí.
-¿Te amargás más con el Boca de (Daniel) Angelici o con el boletín de tu hijo?
-(Risas). Al Boca del Mellizo (Guillermo Barros Schelotto) le tengo fe, pero no creo que arranque hasta junio, y con mi hijo está todo bien. Te digo la verdad, de los diarios leo el Olé, con eso te digo todo. Escucho mucha AM, porque soy muy escucha de radio, pero los análisis políticos y todo el tiempo tener que tomar partido por cosas rápidamente… El otro día me llamaron para tocar en un festival anti Obama y me sonaba como si tuviera 22 años. Me siento con muy poca capacidad de integrarme en esa mirada del mundo.
Iván Noble presenta este viernes su disco "Perdido por perdido" en el Teatro Ópera.