Pil Trafa: "Somos hijos del rigor de la dictadura y eso nos dio motivos para decir cosas"
Los Violadores, la banda más emblemática del punk argentino se reencontrará con su formación más distintiva junto a su público despues de 28 años, con un show que se desarrollará en próximo domingo en el Luna Park.
El show será también una oportunidad para celebrar los 30 años del lanzamiento de “¿Y ahora qué pasa, eh?”, álbum que los consagró musicalmente.
Así, Pil Trafa (voz), Stuka (guitarra), Robert Wojtehk "Polaco" Zelazek (bajo) y Sergio Gramática (batería) concretarán juntos por primera vez en toda su trayectoria un recital en el recinto de avenida Madero 420, barrio porteño de Retiro, a partir de las 19.
Si bien fueron muchos los cambios en la configuración interna de Los Violadores y en un momento llegaron a ser cinco miembros -con la presencia del fundador de la banda semilla, Los Testículos, Hari B (hoy reputado montañero)-, el cuarteto que tocará el domingo en el Luna Park, que tuvo actividad entre 1983 y 1989, fue el de la época de oro y el que grabó los cuatro álbumes fundamentales de este grupo argentino de culto, que dejó diez registros discográficos.
Se trata de los discos "Los Violadores", el debut publicado en 1983; "¿Y ahora que pasa, eh?, de 1985; "Fuera de Sektor", de 1986" y el maxi "Uno, Dos Ultravioladores" sumado a la edición en DVD de el show de 1986 en Palladium.
Tanto el DVD como los esenciales tres primeros discos de la banda estuvieron descatalogados durante décadas y las versiones que circulaban eran copiadas de casette o de vinilo, con frituras incluidas. EN cambio este box-set los incluye totalmente remasterizados y un libro de 48 páginas con fotos inéditas, testimonios y material desconocido.
"Este reencuentro me genera motivaciones. Es como si fuera la primera vez y disfruto de cada ensayo pero por algo estuvimos 28 años sin tocar juntos. Cada vez somos más viejos y faltan las oportunidades para seguir. Esta es la vuelta a la juventud, pero se termina después del Luna Park", anticipó Enrique Chalar, popularmente conocido por su nombre artístico Pil Trafa, en diálogo con Télam, días antes de la presentación.
"Las grandes bandas nunca se juntaron o porque murieron integrantes o porque no se soportaron más, como pasó con los Clash, los Smiths o los Beatles. Volver, por un lado, siempre me produce eso, pero después pienso ¿por qué no?", manifestó el vocalista, único miembro presente en todas las etapas de Los Violadores.
El show, que había sido propuesto cinco años antes, tuvo una única condición por parte del vocalista: tocar en el Luna Park. "Es un lugar emblemático y es un premio a la carrera de uno y a la gente que le gustó nuestra música. Es un esfuerzo conjunto de todos", explicó.
"Al principio te llevas todos los palos y después el derecho de ser pionero porque los que vienen atrás tuyo ya tienen el camino preparado. Artistas como Lito Nebbia, Moris y Manal me abrieron la calle, y ellos también la pagaron cara. Hoy tenés bandas argentinas de rock y pop que convocan mucha gente pero sin mucho talento", contrastó sobre aquella época de florecimiento musical y la actual.
Y con visión crítica, implícito el consejo para nuevas bandas, agregó: "Hay que meterse con la música pero sin generar una fusión directa. Eso absorbe y destruye, te quita la esencia y te coloniza musicalmente. Uno tiene un estilo en la vida y es bueno respetarlo e ir agregándole cosas sin que te sobrepasen, todo es un aderezo".
El álbum que se homenajeará este domingo, a tres décadas de su nacimiento, "¿Y ahora qué pasa, eh?", no fue el primero pero sí el que le abrió las puertas a Los Violadores con el exitoso "Uno, dos, ultraviolento" y otras canciones de gran peso como "Sin ataduras" o "Nada ni nadie nos puede doblegar".
"No puedo explicar la repercusión del álbum. Fue el tema 'Uno, dos, ultraviolento'. A veces pienso si 'La Naranja Mecánica' ayudó a mostrar las acciones de los censores de los 60 y 70. Fue un disco con buenos temas políticos que son parte de la historia. Fuimos parte de una movida junto a Soda Stereo, sacábamos discos en la misma época y participamos de una renovación del rock", reflexionó Pil.
Pero el cuarteto no se limitó a ello: entre sus desafíos cuentan la interpretación punk que junto al tenor Carlos Saidman hicieron de la Novena Sinfonía, de Beethoven, en 1991, frente a un Obras repleto, y "una mini obra de teatro -reveló Pil- bastante caótica y ridículamente extravagante con música tecno", de la que lamentablemente no se encuentran registros audiovisuales.
Sin contar que diez años antes de ese Obras, en un contexto dictatorial, de extrema violencia y tolerancia nula en el país, Los Violadores daba origen a la movida punk en la Universidad de Belgrano, con un recital que marcó un antes y un después, destrucción, enojo y personas encarceladas.
"Artistas como Lito Nebbia, Moris y Manal me abrieron la calle, y ellos también la pagaron cara. Hoy tenés bandas argentinas de rock y pop que convocan mucha gente pero sin mucho talento"
"Nuestro público está compuesto por gente de treinta y pico de años. Son los que detestan el sistema y seremos su válvula de escape. No tengo nostalgia. El mayor placer que puedo sentir es que la gente que venga a vernos se sienta bien y reconfortada", afirmó sobre el reencuentro, y observó sobre su comienzo y la relación con su público: "Nosotros somos hijos del rigor de la dictadura y salimos de ahí con un montón de motivos para decir cosas".
"Si hay algo que me molesta ahora de los recitales -reconoció- es la gente que prende los celulares y filma en el show. Seguramente alguien con una mejor cámara suba a grabar el recital. Es mejor vivir el momento. Es como no estar viviendo el momento porque querés vivirlo para siempre; es absurdo".
-¿En qué momento de tu vida te encuentra el Luna Park?
-Estoy bastante feliz. Tengo mi banda solista (Pil y Los Violadores de la Ley) y estoy muy bien en mi parte afectiva. Hace 14 años que vengo de Lima y cada dos o tres años estoy acá. Tengo que renunciar a ciertas cosas como estar con mi familia pero es mi trabajo, es un cimiento.
-¿Cómo se articulan la vida hogareña y la vida punk?
-Estar quieto en un lugar y en un momento está bueno, pero cuando estoy quieto quiero punk. Está bien preguntarse cosas. Estoy practicando Chi Kung y me reconforta, me mantiene con las raíces en la tierra, es espiritual y es físico. Ahí están las dos caras de la moneda. Soy un desatado, tal vez estoy hablando tranquilo pero si aparece un micrófono me vuelvo loco, y el Chi Kung es respirar antes de responder. Es un equilibrio, está bien que sea así porque en algo tengo que canalizar la energía.
-¿Cómo fue tu experiencia con la Orquesta Típica Fernández Fierro y la reversión de los temas de Los Violadores al tango; los géneros tienen que ver con la edad?
-Fue la experiencia más bella porque se trata de música y fue todo un desafío porque nunca imaginé que iba a cantar tango, con seis cuerdas y un set de cámaras. Pasamos los temas de Los Violadores a tango porque la melodía era la misma y le tomé el gusto. No sé si está relacionado con la edad, tiene más que ver con el momento intelectual de cada persona; cada uno canta lo que quiere.
-¿Qué opinás del momento musical en Argentina?
-Hoy en día la música argentina joven pasa por una moda de cumbia cheta. No soy quién para juzgar si hay gente que le gusta. El abanico de la música es muy amplio y cada uno tiene su gusto, pero para mí es una porquería porque no tiene mensajes, sustancia ni contenido, es líricamente pobre, y no tiene buen tempo.
-¿Y de la escena internacional?
-A nivel mundial, la música está en un momento flojo. Hace rato que no aparece ninguna banda que me sorprenda. Hay un vaciamiento cultural que también pasa por el hecho de estar todo el tiempo comunicados y conectados; eso hace que las inquietudes se pierdan.
-¿Podemos decir que todo tiempo pasado fue mejor?
-No, pero se puede cotejar la música de un tiempo y del otro y podemos analizarlo. Somos un país muy importante, después de Gran Bretaña y estamos a nivel de Estados Unidos en cuanto a proyectos y concreción de bandas. El rock argentino es muy importante, hay miles y miles de discos y se tocó en estadios cuando ningún país de Latinoamérica lo hacía; nuestra cultura estuvo bien durante las décadas de los setenta y ochenta, pero hoy en día se está degradando. Son pocas las cosas hechas con sentimiento en la música en estos últimos años.
-Hablamos de tango, de punk y de rock. ¿Qué visión tenés del folclore?
-Quizá el folclore está más dejado porque somos bicho de ciudad, pero no hablo de los payasos vestidos como gauchos, hablo de chicos jóvenes cantando con sentimiento canciones de folclore. En algún momento voy a hacer algo con el folclore y los instrumentos autóctonos, pero no sé cuando.