Marilina Bertoldi sigue abriendo nuevos caminos en "Sexo con modelos"

La cantante rockera Marilina Bertoldi profundizó la búsqueda cancionera y sonora en su nuevo disco "Sexo con modelos", mientras que los Aura ratifican su crecimiento con su hard rock alternativo y la 5ta. del Lobo es una grata sorpresa.

MARILINA BERTOLDI, “SEXO CON MODELOS”:

Nuevo disco solista de la ex Connor Questa que recorre varios ritmos, en los que la nacida en Sunchales reconduce su energía y su polenta en la exploración estilística, el jugueteo más con un pop-rock elaborado que la acerca a Nine Inch Nails, Gustavo Cerati y Richard Coleman.
Algunos métodos teatrales prefieren utilizar el grito como el último recurso en una obra, como el momento de clímax del personaje, y Bertoldi parece haberlo hecho propio, ya que no hay gritos innecesarios, la fuerza es utilizada para empujar las canciones hacia mares y puertos desconocidos.
En “Sexo con modelos” profundiza el camino iniciado con “La presencia de las personas que se van” y la búsqueda ofrece muy buenos resultados, ya que Bertoldi encuentra un universo de colores más ricos que le permiten llegar a la canción desde diversos lugares.

El disco se inicia con “Cosas Dulces” que es un funky con maquinas y programaciones y una guitarra bien cortante con airecitos negros, muy juguetones y cachondos.

“Sexo con modelos” la tiene gritando, con voces procesadas, una base cargada poderosa, un sonido más power y alternativo con un gran riff de guitarras, a cargo de Marilina, del productor Guillermo Porro y de Luciano Farelli, de Parteplaneta. En la misma línea suena “Rastro” convertida en un pop más elaborado, con la guitarra presente, pero también el correcto uso de la tecnología para llegar a una mejor canción.

“Enterrarte” arranca con la guitarra al frente y los sintetizadores jugando con los efectos de una noche tormentosa, mientras Bertoldi al igual que en el resto del disco habla de las relaciones humanas, de las sanas, de las más enfermizas, del sexo, de la deshumanización de la pasión.

“Quisiera” tiene un inicio con percusión procesada, a la que luego se suman la guitarra y el bajo, con el trabajo de Daiana Azar en bajo, teclados y coros, y Edu Giardina en batería, mientras Bertoldi va ofreciendo matices con su voz en cada tema, y el estribillo tiene una carga más eléctrica.
“MDMA” es el nombre químico del éxtasis y también el de una canción cruda, con las guitarras chirriantes, las bases procesadas. El éxtasis anula las emociones, especialmente los recuerdos dolorosos, y en esta canción Bertoldi habla de alguien que ya se hartó de anular sus emociones, que ya no puede evitar el dolor y la pasión.

“Y deshacer” la emparenta más con lo ultimo de Jack White, ya que trabaja sobre un riff clásicos de blues y sobre el, Bertoldi lleva a la banda a otras aguas, pasando por el funky, con un interesante trabajo percusivo y de las maquinas. Marilina se juega por darle un toquecito sexy a la canción.
“Reaccionar” tiene un costado más dance, algo que la emparenta con sonidos a lo David Bowie y sus hijos new romantic como Roxy Music y Duran Duran, con la voz de Bertoldi bien destacada y unos interesantes arreglos corales, sumados al jugueteo muy dance de un teclado.

“Orbita de Dios” abre con cuerdas, hasta que entran la voz de Bertoldi y la banda en una canción que va desde un planteo existencialista a una cuestión más carnal, de pasión desenfrenada, de cuerpos húmedos buscando el punto culmine.

“El disco se cierra con “Unbreak me” con Marilina recitando en inglés, mientras la música la emparenta con momentos de PJ Harvey pero también las fases más tecnológicas de Bjork.


AURA, “EL FRAGIL EQUILIBRIO”:

Tercer disco de este cuarteto de rock alternativo, integrado por Demián Villarreal en guitarras y coros, Juan Barrio en batería, Pablo Portela en voz y coros e Ignacio Montágano en bajo y coros, que se pusieron en manos de Luciano Villace, de Bigger, y Hernán Rupolo, de Octafonic.

El comienzo del disco es con la cruda y arrasadora “El fuego” con una intervención de una voz enloquecida surgida de las entrañas de un manicomio de película de terror en el estribillo. “Naufrago” tiene la batería comenzado con un suave golpeteo, mientras la voz se pone áspera y comienza a recitar una canción en la que el abandonado se siente un naufrago. En “Toda mi verdad” la banda se pone en marcha como maquina poderosa, arrasa con su velocidad, con un interesante entramado de la guitarra de Demián Villarreal.

“Renacer” recupera la calma, la oscuridad y suena desoladora gracias a las sensaciones que transmite Pablo Portela en la voz. En“Lobo Negro” la base conformada por Ignacio Montagano en bajo y Juan Barrio en batería lanza un funky metalero, mientras encima las guitarras traen un hard rock alternativo, bien poderoso.

“En el viento”, Aura toma un camino más a medio tempo sin perder un centímetro de furia, bronca.

“El Placer de destruir” es pura furia metalera, enojo, crudeza y salvajismo en su estado natural.

La línea cruda se mantiene en “Universo nuevo” donde la voz enojada de Portela se cruza con la rabia de Lula Bertoldi, de Eruca Sativa, en una canción que Villarreal riega con riffs poderosos, cargadas de energía y bien pegadizos.

Aura baja un cambio en “Trago amargo”, prefiere las sutilezas, Portela susurra escondido, mientras la guitarra de Villarreal se va cruzando con las de Rupolo y Villace, de las mejores de la escena emergente porteña de los últimos años.

“Los muertos olvidados” tiene un recitado siniestro al comienzo y luego se convierte en una cruda canción de metal alternativo. El disco se cierra con “La Venganza de la naturaleza”, donde la banda pone en foco el enojo de las fuerzas naturales, de la Pachamama, ante las salvajadas del hombre contra el medio, el clima, los animales y la flora.


5ta. DEL LOBO, “TIEMPO CERO”:

Segundo disco de este trio porteño que se mueve en aguas del rock alternativo, con una propuesta muy rica en variantes, y que para esta ocasión fue producido por Gabriel Pedernera, el baterista de Eruca Sativa.

El disco abre con “En Blanco” y una guitarra que va chirriando, mientras la base se muestra monolítica, con un sonido crudo, poderoso, la voz desnuda como un lamento enojado como un escritor ante la hoja en blanco detrás de la cual se va a escribir un disco entero.
“La Aparición” tiene una base de funky metalero, con un arranque demoledor que se frena ante el inicio de las líneas cantadas, con la voz procesada en unas líneas y un trabajo que recuerda a los primeros álbumes de Soundgarden.

“Hoy” se inicia con una guitarra muy grunge lenta hasta que la distorsión gana la pulseada, mientras el bajo pone la tracción con su Groove y el baterista Martín Schiliro elige golpes poco ortodoxos para enriquecer la canción.

El disco tiene un libro con un interesante trabajo de arte con dibujos y gráficos que analizan temas claves del existencialismo: el paso del tiempo, la inmensidad, el destino de la humanidad, el espacio. Y las letras del guitarrista y vocalista Tuni Soifer giran en torno a la metafísica, las crisis existenciales.

En esa línea se encuentra la balada “Lo humano”, donde la preocupación vuelve a ser la humanidad, su destino pero también su actualidad, tan deshumanizada, tan poco solidaria, cuando el naufragio moral provoca la muerte de miles de inmigrantes africanos y árabes a las puertas de Europa, sin que las potencias reaccionen.

“Grita” tiene un riff inicial muy Zeppellin, y la banda es pura velocidad y violencia, con letras que van desde el cuestionamiento a la falta de misericordia por el otro, a momentos lujuriosos y contra la gula consumista.

“Sueño de vidrio” viene cargado, se acerca a Alice in Chains, y es de lo más duro del disco, con la guitarra y el bajo procesados y la batería machancando con crudeza. “Uno más” es más rockero, más juguetón, mientras que “Claridad” muestra a la guitarra más cerca de un sonido Muse. “La Tempestad”, en tiempos del 400 aniversario de William Shakespeare es puro enojo, crudeza.
“KO” es un nocaut rockero, duro, poderoso, gritón con un riff cortante y un solo final rabioso El disco se cierra con “El círculo invisible” más calmo, tranquilo, con un comienzo que recuerda a la superbanda grunge Temple of the Dog.

Fuente : telam.com