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La carpa cimbraba con las voces y gritos que se erigieron con cada interpretación de la banda.
A las 21:35 horas del sábado retumbó la Carpa Astros con el tema Jamaica Reggaede Los Pericos, que regresaron a tierras mexicanas para hacer vibrar con su música.
Bajo una tierna lluvia, los fans ingresaron al recinto donde un enorme carrusel atraía la vista y junto a él, la carpa, en la que momentos después, los “nombrados embajadores del reggae por Jamaica”, comenzarían uno de varios conciertos en el país.
Tomando el fresco, unos con chela en mano, otros sondeando los precios de las playeras, unos más fumando y platicando, los fans aguardaban la hora para el ritual masivo de música.
Dentro de la carpa, se escuchaban los gritos y cánticos de los que disfrutaban de temas grabados como Sin documentos, de Los Rodríguez, o La dosis perfecta, de Panteón Rococó.
La espera no se prolongó. Alrededor de las 20:30 horas, República Fortuna, banda originaria de Costa Rica, dio los primeros ensambles para ‘prender’ los sentidos de los que iban dispuestos a disfrutar de un rato de buen humor.
Tras casi una hora de toques de ska, rock latino, rock tropical, como define esa agrupación su género, el momento del delirio llegó.
Ya con los ánimos encendidos tras el primer tema que interpretaron, Los Pericos, continuaron con la misma intensidad y tocaron La hiena, en un escenario dócil a que los fans se sientan más cerca de su artista.
La carpa cimbraba con las voces y gritos que se erigieron con cada interpretación de la banda, que por casi 30 años ha logrado mantener proliferante su carrera.
Todos cantaban con Los Pericos temas como Complicado y aturdido, Párate y Mira, Me late, Mucha experiencia, Runaway, Home sweet home, Pupilas lejanas, Boulevard y Voy caminando, entre otros.
Uno de los momentos en que se vociferó más fuerte fue cuando la agrupación de Argentina, bajo luces rojas y amarillas, interpretó Waitin: Los cientos de espectros se contorneaban de un lado a otro con las manos levantadas, poseídos por un estupor letal que les aceleraba y detenía al mismo tiempo el corazón.
El concierto fue creciendo hasta la máxima expresión e incluso un grupo de mujeres se subió al escenario para mostrar sus dotes de baile, en un escenario resguardado por dos enormes tigres, tipo de peluche.
Abajo, los asistentes cantaban, gritaban… berreaban. Volaron dos o tres vasos de cerveza, con líquido de dudosa procedencia, en medio de baile, brincos y risas; todos entregados al culto que encabezaron Los Pericos, dando así una muestra de lo que les espera a las otras ciudades del país donde se presentarán.